martes, 29 de marzo de 2011
Aprender a dar las gracias
Voy a utilizar esta publicación para mostraros unos párrafos de un capítulo que me parece muy interesante del libro de Jorge Bucay que ya os comenté: "El camino de la espiritualidad".
La verdad es que todo el libro en sí es muy interesante... pero este capítulo es de las buenas reflexiones en la vida. O por lo menos, a mi me lo parece. Allá voy... y os cito textualmente...
APRENDER A DAR LAS GRACIAS (página 304)
"Más allá de la postura religiosa o filosófica de cada cual, hay personas que en general son capaces de agradecer aquello que la vida les pone en su camino y otras que todavía no han aprendido a hacerlo" ... " personas que nunca están conformes ni contentas con lo que les sucede, no hablemos ya de sentirse saciadas". Y continúa el autor:
"Me acuerdo de aquella historia del paje que era muy feliz hasta que su rey le regaló noventa y nueve monedas de oro, y eso alcanzó para terminar con su alegría. A partir de entonces nunca dejó de quejarse porque le faltaba la moneda número cien. Quizá por esta amargura (y no intento justificar su actitud), ni antes ni después pudo nunca agradecer al monarca las noventa y nueve monedas que le había regalado".
"Demasiada gente que conozco- continúa J. Bucay- vive pensando en lo que le falta a la realidad de la generosa vida que lleva para ser perfecta. Son personas que no pueden festejar cuando tienen 4 porque querrían tener 5 y que ambicionan tener 6 cuando consiguen los 5 que deseaban. No estoy en contra de la sana ambición que induce al progreso (o quizá un poco sí), pero estoy definitivamente enfrentado con la ausencia de gratitud por lo que se tiene".
"La gratitud es una virtud que nace de la humildad, en el momento en que una persona se siente amada y es capaz de dejarse amar. No es pues una mercadería de cambio ni un deber de retribución, sino un puro y gratuito reflejo del amor. Y si la gratitud es como un eco de la alegría del que da, la ingratitud es como un agujero negro que se traga la alegría de aquel que te dio. En su más simple expresión se manifiesta cuando decimos con una sonrisa para hacerle saber a otra persona que su presencia, su palabra o su silencio nos fueron importantes, que nos ayudó lo que hizo"...
"Pero la gratitud no se reduce a una palabra ni se queda en la superficie, antes bien nos enriquece y transforma nuestra existencia cuando forma parte de una actitud vital, de una manera permanente de reconocer la generosidad del afuera para con nosotros. Ser agradecido es la primera y fundamental manera de entregar al mundo lo mejor de nosotros".
"Por ejemplo, es normal y esperable que nuestros sentimientos hacia nuestros padres oscilen, hasta bien entrada la adolescencia, entre el amor y el odio. El amor por todo aquello de bueno recibido (comenzando por la vida), y el odio por el fastidio y el rechazo que genera toda relación desigual, y más cuando acarrea un mucho de frustración y de impotencia. Solía enseñar a mis pacientes que esta relación ambivalente no se resuelve intentando anular uno de sus factores, se resuelve sumando. Y la suma del amor por todo lo que me dieron y el enojo por todo lo que me dolió se resuelve en la gratitud. NI TE ODIO NI TE IDOLATRO, TE AGRADEZCO LO QUE HICISTE, SABIENDO QUE, SIN LUGAR A DUDAS, ERA LO ÚNICO O LO MEJOR QUE FUISTE CAPAZ DE HACER".
"Si la responsabilidad es aplicarnos con dedicación a lo que nos corresponde o a lo que nos hemos comprometido, la generosidad es dar más allá de eso. Si aquella merece nuestro reconocimiento, esta última merece nuestra gratitud.
El ególatra es ingrato no porque no sea capaz de recibir, ni porque no pueda darse cuenta de lo bueno que le llega, sino porque no quiere reconocer que lo recibido no era necesariamente suyo. Para un desagradecido, que los demás le den algo es la lógica consecuencia de los hechos, el resultado de su correcta manera de manipular las circunstancias o un mínimo reconocimiento de lo que merece" ...
"Otros, en cambio, aprendimos y seguimos aprendiendo que, si bien siempre nos merecemos lo que obtenemos" ... "eso no impide que nos sintamos agradecidos ni puede constituir una justificación para que nos saltemos la acción concreta de agradecer cada vez que nos vemos confortados por estar donde estamos, por ser como somos o por recibir algo de lo que la vida, las circunstancias, o las personas de nuestro alrededor nos acercan, nos regalan o comparten con nosotros"... y continua descubriendo respecto de este tema ..."Nos damos cuenta de que estamos aquí, en parte, porque pudimos aprender de los que sabían más que nosotros y también de los que, sabiendo igual o menos, nos mostraron algunos caminos que no eran. Y les debemos nuestra gratitud".
"El contacto con lo esencial de nosotros mismos y de las cosas es lo que permite que nos demos cuenta de que todo lo que sucede, absolutamente todo, terminará siendo, a la larga, algo que contribuirá a nuestro aprendizaje, algo que dejará un rédito positivo; un modelo para aprender a estar atentos pero también una ayuda para enfrentar lo imprevisto sin paralizarnos".
Tipos de gratitud:
- Gratitud culposa: ... "una de las características de los seres humanos es la de nacer totalmente desvalidos"- más adelante sigue diciendo- "Esa vulnerabilidad, sumada a la conciencia de lo que otros efectivamente hicieron para ayudarnos a vivir, será el motor de nuestra primera y subconsciente vivencia culpable y la razón de que yo prentenda devolver esos cuidados -prescindiendo de si fueron muchos o pocos, buenos o malos, amorosos o tóxicos- con mi gratitud.
Este tipo de gratitud está muy bien visto y hasta publicitado en algunas sociedades y entornos (sobre todo familiares) más culpógenos que nutritivos, que manipulan a los niños y no tan niños con mandatos condicionantes de una supuesta gratitud que debería ser eterna, porque ´nada de lo que hagas puede compensar lo que nosotros hicimos por ti´
- Gratitud especulativa (cadena de favores): "En este caso la gratitud forma parte de un esquema de conveniencia personal que se basa en el concepto de quedar con saldo acreedor frente a los demás. La mayoría de las veces se justifica bajo la pantalla del ´hoy por ti, mañana por mi´ con el que tanto me enojo"...
"No se trata de devolver una invitación en agradecimiento, sino hacerlo para condicionar una invitación futura. En la mayoría de los que defienden esta postura jactándose de ser agradecidos, veremos que mantienen con el mundo una relación utilista y un tanto mezquina. Viven quejándose de lo desagradecidos que son todos, de que nadie hace nada por nadie y de que casi todo el mundo hace mucho por sí mismo y nada por los demás. No hay una verdadera gratitud, sino más bien una especulación casi comercial, una inversión que espero cobrar con intereses cuando llegue el momento. Sus presas favoritas son, claro, los agradecidos del grupo anterior" ...
"Cada uno de estos personajes -(de gratitud especulativa)- lleva consigo una agenda (¡a veces literalmente la lleva!) en la que están registrados todos aquellos que les deben algo y el área en la cual serían capaces de devolver el favor. Una especie de Libro de Contabilidad, con salidas y entradas, manejadas con la suficiente ´habilidad´ para que los clientes nunca terminen de saldar sus cuentas".
- La gratitud genuina: "Es" ... "una gratitud congruente con la certeza de que no sólo no se genera ninguna deuda, pues se da por propio deseo y sentimiento, sino que el recibir algo no nos concede ningún derecho a exigirle al otro que continúe dándonos. Estar agradecidos hoy por lo que la vida nos da y mañana, cuando deja de darnos, estar agradecidos por todo lo que nos ha dado".
"La gratitud genuina también puede ser expresada en la decisión de dar algo de lo que tengo al que hoy lo necesita, como yo mismo lo recibí alguna vez (quien no reconoce que lo que tiene lo ha recibido de otros, no se conoce a sí mismo).
No se trata aquí de devolver lo recibido ni de conseguir que alguien me lo devuelva después, sino de sincronizar con mi naturaleza de amor, solidaridad y servicio. La sociedad actual no tiene, a mi entender, una pauta educativa que valore en su justa medida la importancia y la necesidad de ser agradecidos. Al contrario, parecería que todo esto de la gratitud es una tontería de débiles y pusilánimes. Estoy convencido de que deberíamos dedicar más atención a promover la gratitud como norma".
Y termino esta publicación con un párrafo en el que Jorge Bucay dice:
"Dicen que de todos los sentimientos humanos la gratitud es el más efímero. Y no deja de haber algo de cierto en ello, pero hay afortunadamente una gratitud, la mejor, que nace de la alegría de haber vivido lo que vivimos, sentido lo que sentimos y disfrutado lo que disfrutamos".
No tengo nada más que añadir.